La mañana se levantó "que si sí, que si no", nubarrones negros no auguraban un día brillante. Pero conforme el sol subía, al mismo ritmo subían nuestras ganas de rodar.
A las 9 de la mañana tras 40 km, es tiempo de un cigarrito con un colega comentando el tiempo y la ruta. El maldito otoño y sus lluvias hacen que echemos de menos a los compañeros de carretera y sólo nos quede el consuelo de la comunicación vía nuevas tecnologías.
Hemos quedado a las 9:30 en Madrid en "Los Candiles", un bar que se va a convertir en la sede de nuestros desayunos moteros, por su buen trato, sus opíparos desayunos y porque nos gusta, simplemente.
Comienza a llegar la gente.
Hoy es el "bautizo de ruta" (si es que se puede llamar así) de un nuevo amigo del grupo. Tiene los miedos y los nervios que hemos tenido todos en estas ocasiones. Lleva una Honda Varadero que nada tiene que ver con las nuestras, pero tiene 2 ruedas, un motor y su dueño ganas de rodar y con eso basta.
Ya hace menos frío. El café y su acompañamiento nos va calentando.
La carretera está muy mojada en algunos tramos y unido a que seguro que hay hojas caídas de los árboles en algún tramo del Puerto de Canencia, nos "rajamos" y decidimos acortar la ruta, pero la ampliamos por otro lado. Además en ese puerto hay demasiados ciclistas en la carretera (y ya sabemos que pasa cuando hay demasiadas bicicletas) y hay coches practicando para el Rallye Comunidad de Madrid de la semana que viene.
Así que decidimos ir desde Comenar Viejo a Guadalix de la Sierra, por la famosa carretera del Cerro de San Pedro. Cometí un fallo al no leer mensajes de Facebook y me olvidé de que un compañero se nos unía en Soto del Real y habíamos tomado otra carretera. Mea culpa. Se soluciona con una llamada de teléfono. Esto nos viene "bien", porque así, en el punto de encuentro, meadita y cigarrito.
Estamos en Guadalix.
Continuamos dirección Miraflores, Bustarviejo, Valdemanco, La Cabrera.
Se nota el frío en esta zona de la sierra madrileña; cae alguna gota, el cielo cada vez está más negro.
Continuamos hacia el sur, El Berrueco y parada en Torrelaguna.
Es mediodía o un poco más tarde.
Cervecitas, refrescos y aperitivos. Algunos deciden que no tienen bastante con la Sportster y tienen que probar la Varadero y se ponen a ello. El resultado de la prueba es que esa moto que por el ruido pudiera ser eléctrica (jejejeje), va de lujo, aún siendo una 125 cc.
Tras un rato, hay que marchar a casa a comer, los compromisos familiares son ineludibles.
Algunos decidimos aprovechar un poco más y salimos hacia Talamanca. Unas cervezas, unos bocatas, charleta, desilusión porque España pierde la final de futbol sala y, ahora sí, a casa. Yo ya estoy en ella pero a algunos le quedan casi 90 km. más.
Han sido unos 160 km. para unos, para otros algunos más, unos 250.
Hemos disfrutado viendo de nuevo a gente a la que en esta época del año no es habitual ver, por la dichosa meteorología.
Y hemos disfrutado de un día frío y sin lluvia en la carretera. ¿Quién dijo frío?
Nadie.