Lo de ayer no fue normal. Lo de ayer fue un acto de chulería, de (des)vergüenza, de "yo la tengo más grande", de justificar lo injustificable, de impotencia política tapada con violencia física desmesurada, de esconder la ineficacia de la clase política con ostias.
Porque si culpa tienen las fuerzas del orden público por su desmesurado entusiasmo, a la hora de manejar "la defensa", más culpa tienen todos los que estaban dentro del Congreso, esos a los que hemos elegido, parece ser que para que jodan nuestras vidas.
No entra en mi cabeza, (llamarme ingenuo si queréis) que esos señores y señoras que hemos elegido, vuelvo a recalcar, a los que se les paga con nuestro dinero, se dediquen en cuerpo y alma a defender lo suyo y a destrozar lo nuestro. Gobiernan para ellos y nos roban a nosotros.
En su momento, quise dedicarme a la política (ahora llamarme gilipollas, me dejo), pero esa experiencia duro un embarazo, exactamente 9 meses. En ese breve espacio de tiempo me di cuenta que los políticos no son vocacionales ni por asomo, salvo rarísimas excepciones, son unos egoístas, unos déspotas, unos prepotentes, son unos interesados, el ciudadano y la ciudadana les dan lo mismo, sólo buscan su beneficio a costa de lo qué sea y de quien sea. Dimití, por supuesto. Al menos, puedo hablar con conocimiento de causa de lo que se esconde detrás de la política (al menos de la rural).
Hoy leo los titulares de los periódicos y me da mucha pena y miedo.
Interior acusa a los manifestantes del 25-S de “violencia extrema”
Interior felicita a la Policía y dice que su actuación el 25-S fue 'proporcional'
Y así muchos más titulares.
Resumiendo, somos unos malditos delincuentes a los que hay que joder por todos los lados, físicamente, moralmente y monetariamente. Piensan que así nos vamos a callar.
Algún político reclama que se investiguen si hubo infiltrados entre los manifestantes. Joder, joder. Más vale que dedicaran sus esfuerzos, su tiempo y su dinero, que es el nuestro, a investigar cómo coño sacarnos de esta crisis que ellos han provocado y que nos está arruinando el país. Y no digo que no haya que investigar si hubo infiltrados o no, que sí, que también, pero el político o políticos que reclamen eso no lo hagan solamente con la intención de joder al político de al lado, que eso no es lo que queremos, lo que queremos es que no nos mientan (creo que la mentira sí es innata en el político), que cumplan esa promesa o juramento que hicieron cuando tomaron posesión de su cargo de gobernar con respeto a las leyes y blablablabla (ahora me lo llamo yo, ¡¡iluso!!).
Nosotros queremos vivir en paz y poder ejercer nuestros derechos de ciudadanos, que por si a alguien de la clase política se le ha olvidado, los tenemos, al menos eso dice la Constitución.
Estoy muy triste. Os pongo una canción.